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Capitulo 4

Recuerdo un día, en el que le digo a mi madre mamá te tengo que decir algo, y me sinceré con ella, le dije que yo hacía como que iba al instituto pero me quedaba en el parque con una amiga ya que no era lo que me gustaba ni me concentraba en los estudios. Mi madre me comprende y me dice que a ella le gustaría que tuviera algo más que el graduado escolar para poder obtener un puesto de trabajo mejor que el que ella había tenido, y yo le digo que sí que estoy dispuesta a ello a hacer algo que me gustara que era administrativo.


Buscamos información sobre los centros donde podía formarme y me apuntan a una academia de pago. Pues un día cansada de discusiones en la noche anterior en casa, decido no ir a la academia y me voy a casa de mi novio que estaba cuidando de su hermana y su abuelo. Cuando llego a comer al bar, me dice mi madre ¿de donde vienes? y yo de la academia, y mi madre ¿porque me mientes? yo no sabía donde meterme, que mal me sentía le había fallado, pero no era capaz de entrar a clase con lo que escuchaba en las comidas, lo mas agradable era oir si tu madre se separa de mí la vais a ir a visitar al cementerio… porque de aquí no sale viva!!


Mi madre me castigó lógicamente, pero sabeis que ahí me rendí, porque mi castigo fue que no iba a volver a ver a mi novio.
Mi madre veía en su familia, también problemas y ella como madre quería protegerme, pero yo le decía que confiara en mí y en él, que él también lo estaba pasando mal en su casa, su madre se iba y lo dejaban a cargo de su hermana pequeña de 3 años y su abuelo que bebía y tenía que estar pendiente de que volviera a casa bien o si se ponía malo llamar a la ambulancia… bueno historias de otra familia, pero yo me sentía junto a él la persona mas feliz del mundo, era mi fuerza para seguir viviendo, y mi madre me la quería quitar.


Me llevó a casa ese día y me dejó castigada en mi cuarto sin salir, yo no quería seguir viviendo, que idiotez pienso ahora en la situación que me encuentro, pero en ese momento, en esa circunstancia de mi vida me quise quitar la vida. Es duro y difícil de asimilar pero lo hice… me tomé una tableta de pastillas para dormir de las que tenían mis padres en su cuarto para no despertar, no quería ver sufrir mas a nadie y dejar de sufrir yo. Hoy se me saltan las lágrimas escribiéndolo porque poca gente lo sabe, y me pongo en la piel de mi madre ahora que soy madre y tengo la edad que tengo y que mal lo tuvo que pasar.


Mi madre llegó a casa y tocaba el timbre… y yo no contestaba. Cuando subió me encontró dormida en mi cama, y me llamaba y no respondía. Llama a mi padre y le pregunta cuantas pastillas le quedaban en la tableta y mi padre le dice que estaba entera y no quedaba ni una.


Mi madre empieza a echarme agua en la cara… a llamarme sin parar hasta que reacciono y me pongo a vomitar. Mi novio me contó que fué a buscarme y mi madre le dijo que estaba castigada que ya nos veríamos.


Cuando me recuperé mis padres me preguntaron que porqué había echo esa locura y les dije la verdad que no quería seguir viviendo así, que entendía su enfado por no acudir a clase pero no podía dejarme sin ver a mi novio porque era con el único que me sentía viva, sin miedo.


Mi madre me entendió y empezó a ver que éramos dos niños pero muy maduros, por las circunstancias de la vida y que confiaba plenamente en nosotros.


Un domingo nos levantamos a desayunar y mi madre decide que hasta ahí llega su situación, que iba a ser duro pero que nos íbamos a casa de mis abuelos, que se iba a separar. Ya era insoportable, no la dejaba poner la lavadora, no la dejaba salir, no podía hacer nada. Ahí cogí fuerzas de donde no se que las saqué y le dije a mi padre yo me voy, y me voy ya!  


Que le dije!! si sales por la puerta te vas a arrepentir, tu madre de aquí no sale y tú tampoco. Jajajaja, le dije a mi madre la tienes acobarda pero amí no, no te tengo miedo, sal detrás de mí, no me importa, yo me voy.


Entonces no existían los teléfonos móviles, y yo me fuí por las escaleras corriendo, le dije si tienes huevos me coges. Jamás le había hablado así a nadie pero ese día lo hice y me fuí. Llegué a casa de mi novio y llegué llorando, le dije que no podía volver a mi casa que no quería sufrir más, y mi suegra me dijo que no me preocupara que todo pasaría que no había ningún problema en quedarme allí. Al momento suena el timbre y era mi hermanico buscándome, mi madre lo había mandado a buscarme, sabía donde me iba a encontrar… y me dice: dice la mamá que bajes a casa que nos vamos a casa de los abuelos que te lo jura que es verdad.


Bueno le dije a mi novio que me iba, que no podía dejar a mi madre sola. Cuando llegué mi madre había echado en una bolsa algo de ropa y nos fuimos a casa de mis abuelos.


No lo podía creer, mi madre había abierto los ojos!! Vió que me perdía y se armó de valor para salir de allí.


Yo se lo había pedido muchas veces, y no entendía su miedo ni su inseguridad ya que era ella la que nos sacaba adelante, pero después cuando fuí haciéndome mayor si la entiendo, si lo denunciaba, tenía pena de cárcel, si nos metían en un programa de protección contra la violencia de género, no volveríamos a tener contacto con nuestra familia, si no tenía un trabajo de donde nos iba a mantener.


Que difícil!! pero yo eso no lo entendía…


Ella consiguió ahorrar algo de dinero para poder dar el paso, estaba embarazada de 8 meses cuando salió de su casa con sus dos hijos y la que venía en camino.


Quiero decirle a mi hermana que se estará enterando de toda la historia por lo que estoy escribiendo en este blog que ella también fué una luchadora dentro de esa barriga, se enganchó a la vida desde el minuto 1, ya que el embarazo de mi madre no empezó en buen estado y ella lo consiguió, agarrarse, mantenerse y hacernos felices con su nacimiento.

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