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Capitulo 28

El viernes como comenté me quitaban el infuso de la quimioterapia, y todo fue genial, mis enfermeras estaban conmigo, preguntando como estaba, como me sentía, doy gracias por tener la gente que me rodea.

Llegó la tarde, y había que ir al catecismo, el baile de mi pequeña, y mientras ellos estaban en ello, yo fui a ver a una persona especial para mí, que se preocupa como me siento, me da Reiki, y me transmite una paz interior que nadie puede imaginarse.

Estoy un ratito con ella, me relajo, y salgo con una actitud aún mejor de la que llevo. Ella se llama Susana, es una mujer especial, tiene algo que no se describir, pero le tengo que agradecer su interés por mí.

Me voy a por mis peques, regresamos a casa y me siento bien, aunque cansada del ajetreo de la tarde, pero contenta.

Para sorpresa me llama mi madre y mi hermana y cenamos unas pizzas en casa, tan agusto, charlando, disfrutando de estar juntos. Al ratito llama mi hermano que venía con otra pizza a casa, jajaja, y seguimos charlando en buena armonía.

Me siento contenta de tenerles a mi alrededor, de tenerles conmigo.

Ayer Sábado, pasamos una mañana como hacía tiempo no la pasábamos, nos fuimos a lavar el coche, dar una vuelta por una tienda, reparamos una luz del coche fundida, y comimos tranquilos en casa, relajados, y me esperaba una tarde de chicas.

Explico lo de tarde de chicas, esta semana pasada me pasaron una información sobre un círculo de mujeres en un centro de Reiki en Elche, y ya habíamos quedado mi madre, mi hermana, mi tía y una amiga. Pues pasamos una tarde genial, escuchando a 2 mujeres muy sabias hablar sobre la vida cotidiana, de cosas que no nos damos cuenta, de los límites que nos ponemos o nos imponen…

y es sorprendente, escuchar a personas ver como les han puesto límites diciéndoles tu no vales, tu no puedes, cuando no es así, uno puede, uno vale si realmente hace lo que quiere y siente que tiene que hacer. Hicimos una relajación, una meditación, un baile y compartimos una merienda.

Me llenó de energía más de la que ya tenía, me sentí bien no pensé en mi problema, simplemente fui yo en ese momento, sin preocuparme de mi enfermedad, solo pensando en lo que haré cuando me recupere y me cure de mi enfermedad, porque nadie me va a limitar en lo que yo decida hacer, porque seré yo quien decida que decir, que contar y que hacer con mi vida.

Llegué a casa, y tenía la cena preparada, unos peques esperándome y a mi marido, me siento orgullosa de ellos, por hacerme tan feliz.

Hoy hemos desayunado, y hemos estado en el parque con mi sobrino y mis peques jugando, que ratito tan bueno, disfrutando de mi sobrino, que va detrás de su tete y su tío.

Hoy me siento feliz por tenerles conmigo. Mañana será otro día. 


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