Que sensación el sentir a tu bebé tan esperado en tu barriga, a pesar de las molestias, las noches sin dormir, la incertidumbre del saldrá todo bien… pero cada vez que tocaba una ecografía era un sueño, mi hermana se venía conmigo a verlo en la pantalla de la ginecóloga y todos esperaban la ecografía para ver como se estaba formando.
Toda una experiencia recomendada sin duda alguna, aunque sé lo que se pasa al ver que no lo consigues, es bastante duro ver que se pasan los años en tu relación de pareja y no consigues lo que tanto deseas.
Hemos tenido la gran suerte de ser papás.
Bueno pasan los meses y nos dicen que es un niño! era la ilusión de mi hermano, os podéis imaginar, se había criado entre mujeres, jejeje, eramos 3 contra él como él decía, iba a ser su sobrino favorito y su padrino.
Me dicen fecha de parto para la segunda semana de agosto del 2008 y nos habíamos ido a pasar el verano al campo a nuestra casita.
Llegó Julio y era un 23 por la tarde y le digo a mi madre me encuentro rara, estoy tirando mucho flujo y me duele como si tuviera la regla… me dice mi madre pues eso es el tapón, que lo estarás expulsando… era primeriza y por mucha preparación al parto que hubiese dado para mí todo era una novedad.
Me siento a tomarme un refresco con ella que trabajaba allí en su casa, junto a la mía y me levanto de la silla y rompo aguas.
Llegaba la hora de ir preparándose, mi bebé quería nacer antes de tiempo aunque no había ningún riesgo ya que era grande y solo eran 2 semanas lo que faltaban para la fecha programada.
Me ducho tranquilamente, y llega mi marido del trabajo y le digo ya he roto aguas y me están dando contracciones, cada vez eran más dolorosas, pero intento aguantar, cenar algo y después ir al hospital ya que al romper aguas tienen que ingresarme.
Llego con 1 centímetro dilatado… y unos dolores que me quería morir… me monitorizan y me dejan acostada sin poder moverme, mi marido me abanicaba, cada vez que venía una contracción y observaba cada cuanto tiempo me venían… pasan las horas y eso era eterno… hasta que llegan las 5 y pico de la mañana y les digo que no puedo más. No había epidural para mí porque no había anestesista ese día para ponerla, había unos días indicados solamente.
Me reconoce la matrona y me dice que estoy de 8 centímetros y le digo que yo tengo ganas de empujar, me dice que no lo haga que todavía necesito un centímetro más, pero yo no aguanto y me entran en paritorio, lo que costó que saliera!! la matrona me decía estoy afónica pero necesito que empujes con todas tus fuerzas porque ya asoma la cabeza, yo estaba agotada llevaba 5 hora con tracciones de riñones y no sabía de donde sacar mas fuerza para empujar.
Viéndome tan cansada, me dice la matrona: Ana quieres que te pongamos el espejo y ves que su cabecita está apunto de salir? y le digo si claro. Siempre la recordaré porque me dijo que valiente eres, llevo toda la noche atendiendo partos y ninguna se ha atrevido hacerlo, lo pido ya!
Que recuerdo tan bonito mi marido agarrandome la mano, no me la soltó en las 6 horas que estuve de contracciones y viendo en un espejo la cabecita de mi bebé. Me llegó una ernergía que hizo que todo surgira rápido, era grande y me tuvo que hacer una episotomía, ya que no había espacio para que saliera, me dieron un montón de puntos pero ya no dolía nada. Mi bebé estaba en mis brazos…
Cuando me dejan en una sala para recuperarme y hacerle algunas pruebas al bebé, se asomaban a verlo las enfermeras y decían es precioso y tan hermoso que está, como se llama y le digo Javier.
Le hacen una prueba y me dicen que está bajo de azúcar que le tengo que dar un bibe para que se lo tome y después ponérmelo en el pecho. Después de eso todo estaba genial. Se pasa mal con la lactancia, porque duele mucho el pecho con la subida de la leche, él no se enganchaba bien y me hizo grietas en el pecho, pero yo tenía que conseguirlo! mi hijo iba a tener su lactancia materna porque así lo había decidido yo. Mi marido cuando me dan el alta y ve lo que estoy sufriendo de dolor dando pecho, se va a la farmacia de guardia y me trae un bote de leche y un biberón y me dice deja de pasarlo mal y dale un biberón.
Yo lloraba porque no quería hacerlo, lo tenía que conseguir y así fué, estuvo mamando hasta el año y pico. Se despertaba cada dos horas, dos horas y media, no había forma de que durmiera una noche de tirón.
Me subía a casa de mi madre y allí descansaba un rato algún que otro día…