Bueno continúo contando mi primera experiencia con la quimioterapia, pasan unos días y con las grapas puestas todavía me ve en consulta mi Oncologa la Doctor Nieves y me dice Ana empezamos con la quimio ya esta semana, no me lo podía creer todavía llevaba las grapas de la cirugía y me la tenían que pinchar ahí para que mis venas no se quemaran y soportaran toda la quimio que me hiciera falta poner.
Comienza mi primera quimio me acompaña mi tía, nos intentamos distraer hablando en el desayuno, intento entrar a la sala relajada para llevarlo lo mejor posible, y entro a las 8:15 de la mañana y mi tratamiento es de unas 5 horas aproximadamente, la enfermera se acerca para prepararme, me siento en un sillón muy comodo por cierto, todo hay que decirlo, tengo una tablet a mi disposición, una pequeña biblioteca, bebidas y algo para poder comer como sandwich, galletas.
Me empiezan a preparar me pinchan en el reservorio, y me comentan los efectos que puedo sentir y si en algún momento me encuentro alguna sensación extraña que les avise, imaginaros mi miedo era una experiencia nueva para mí, veía a gente a mi alrededor nerviosa, desesperada y yo pensaba que ahí no se puede estar con esa angustia porque entonces nada iría bien.
Yo me relajo hablando con mi tía, intento no pensar en que estoy enganchada a una máquina, y lo llevo bien, no tengo ninguna sensación extraña, pero si se hace bastante largo.
Gracias a mi acompañamiento todo era fácil, nos hacíamos reír una a la otra, nos contábamos cosas de los niños, mi tía estaba pendiente de mí en todo momento, y eso se lo tengo que agradecer, nos hacíamos fotos… y lo llevaba de otra manera a como veía a los pacientes de mi alrededor.
Las enfermeras son un lujo para mí, todas pendientes de mí, para lo que necesitara, para cualquier duda que tuviera, allí están ellas mostrando su agrado, su sonrisa, hay una en particular, se llama Maria Jose que es increíble, desprende una alegría y te transmite una sensación de alegría que cada vez que la veo me saca una sonrisa.
Bueno pasan las 5 horas y me ponen una botella que se llama bomba de infusión, que la tengo que llevar en una riñorena durante 2 días después al tratamiento del hospital, y tomar una medicación, que se llama Fuertecortin, durante esos 2 días, me recetan pimperan por si hay vómitos, y fortasec si tengo diarreas.
Llego a casa cansada, pero bueno era lo normal, y conforme pasa el día, llegando la tarde/noche, comienzo a notar que se me engarrotan las manos, tengo mal estar en la barriga, me empiezo a poner nerviosa de experimentar esas sensaciones, no puedo tomar ni un trago de agua, me pincha la garganta, me pinchan los dedos si toco el mármol de la cocina, para hacerles la cena a mis peques, no puedo meter la mano en la nevera, me pincha todo.
Me llama mi marido para ver como me encuentro y le digo lo que estoy experimentado y que estoy asustada, no se si voy a ser capaz de aguantar todo esto. Me tranquiliza, y llega pronto a casa.
Bueno pasan esos 2 días y me retiran el infusor en mi centro de salud, así me siento liberada, ya que no es nada comodo llevar una aguja pinchada en el pecho y una botella en la barriga colgando.
Me empiezan a quitar las grapas de la cirugía del reservorio, y me comenta mi enfermera bueno cuando empiezas la quimio Ana? y le digo si ya me han dado una sesión en una semana vuelvo para la sengunda, se queda alucinada de ver lo rápido que me lo habían echo todo y lo fuerte que estaba siendo.
Todo iba bien, la cicatriz se quedó perfecta, y me tocaba analítica para ver como estaba de defensas, plaquetas, hormonas, etc.
Mi enfermera me comenta ya que la conocía por haberle reparado varias veces su teléfono móvil, había ido a recogérselo varias veces a su consulta y después entregárselo, cogí confianza con ella, y me comenta que no me agobie en el horario de las analíticas, ya que ella estaría para sacarme la sangre y si no lo dejaría indicado alguna compañera que tenía 2 niños pequeños y no podría subir a las 8 de la mañana que tendría que ser la última a las 9 por ese motivo, ya que no tenía con quien dejar los peques, o tener que dejar a cargo a alguien, o si subía en en horario indicado pues me atendería enseguida para que no estuviera mucho tiempo en ayunas.
Tengo que reconocer que estaba teniendo mucha suerte con toda la gente que me estaba encontrando en mi camino, no tenía pegas de ningún tipo, todos estaban y están a mi disposición.
Para mí es de agradecer ya que otras personas no tienen la misma suerte….